Conocimiento asesor diario

España, única gran economía en la que la inversión aún es más baja que en 2007

España se destaca como la única gran economía, incluyendo a los pesos pesados de la eurozona, Reino Unido y EE. UU., que aún no ha recuperado el nivel de inversión anterior a la Gran Crisis de 2008. En 2007, la inversión alcanzó los 288.335 millones, pero en 2023 apenas llegó a los 232.034 millones. Esta resistencia española a recuperar terreno perdido tiene varias causas. A pesar de que la escalada de los tipos de interés ha frenado el impulso en los últimos meses, esta política ha afectado mucho menos a otros países comparables, lo que sugiere que hay factores más profundos en juego en España.

En 2007, la inversión real en España creció incluso más que en otros países fuera de la Unión Europea, como Estados Unidos. Sin embargo, el estallido de la burbuja inmobiliaria y la Gran Recesión cambiaron drásticamente el panorama económico. La inversión española se desplomó a un ritmo mucho más rápido que en otros países, alcanzando su punto mínimo en 2013, cuando apenas llegó a los 21.558 millones en euros constantes de 2015, según un informe de la Fundación BBVA y el Ivie. La intensa inversión en activos inmobiliarios durante el auge resultó insostenible y generó excesos de capacidad en el sector, lo que provocó un colapso en la inversión a partir de 2007, del que aún no se ha recuperado por completo.

Aunque la inversión en activos inmobiliarios ha disminuido en las últimas dos décadas, su peso en el total aún es más alto en España que en las economías occidentales desarrolladas. España tiene el 88% de su stock en activos inmobiliarios, frente al 82% de Alemania y el 80% de Reino Unido.

Tras aprender de esta experiencia, España diversificó su inversión y redujo su dependencia de los activos inmobiliarios. Se orientó hacia activos más productivos, como los recursos tecnológicos (TIC) y la maquinaria. Esta transición ha hecho que, al final del periodo analizado, la composición de la inversión española se asemeje más a la de los países desarrollados de referencia.

En 2022, el peso de los activos inmobiliarios en España fue menor que en las demás grandes economías europeas. Aunque la vivienda llegó a representar casi el 40% de la inversión total en los últimos años del auge inmobiliario, su peso se ha reducido al 29% entre 2021 y 2023. Por otro lado, la inversión en maquinaria y equipos ha crecido, y España, junto con Estados Unidos, es uno de los países donde más ha aumentado la inversión en activos TIC e inmateriales después de 2008.

En 2023, la inversión privada, que representa el 90% del total, impulsó el crecimiento global un 3,1% el año pasado. Hubo avances significativos en los servicios avanzados y la industria manufacturera, mientras que la inversión en servicios públicos mostró un crecimiento más modesto, lastrado por las caídas en energía, construcción, agricultura y ganadería. El ajuste del gasto público durante la crisis financiera también redujo el impulso inversor del Estado, que pasó de representar el 19,4% en 2007 al 13,3% en la actualidad. Sin embargo, las políticas expansivas posteriores a la pandemia y la financiación europea han contribuido a su recuperación.

Por otro lado, la formación bruta de capital fijo mostró un comportamiento peor de lo esperado al contraerse un 2% en el cuarto trimestre de 2023, según datos del Banco de España. La inversión en bienes de equipo y maquinaria también experimentó una caída del 4,8%. Se espera que esta debilidad persista en el primer semestre de 2024 antes de comenzar a recuperarse gradualmente en el segundo semestre.

(El Economista, 02-04-2024)